Es común escuchar decir, que la adicción al tabaco o tabaquismo es tan difícil de combatir como lo es el combate de la adicción a la Heroína. El dar credibilidad a este mito es solamente contribuir a justificar a quienes dan por sentado que alejarse del tabaco es una tarea titánica, que se requiere de mucho esfuerzo, voluntad y ayuda. No hay nada más falso. Muchas personas se han alejado del tabaco apoyadas en muy diversos tratamientos. Mientras que, conseguir alejarse de las drogas como la heroína conlleva cuidados, tratamientos médicos y farmacológicos de larga duración. En muchos de los casos se requiere incluso la hospitalización del paciente y su internado en clínicas especializadas.
La supresión de la heroína da como resultado marcados estados de alteración emocional, en los consumidores, lo cual no se presenta en quienes dejan de fumar. Ninguna persona ha llegado a los extremos a los que llegan quienes buscan una dosis de heroína. En el caso del tabaco, hay quienes incluso prefieren quedarse con las ganas de fumar, antes que pasar por la vergüenza de pedir un cigarro. Y por supuesto no expondrían su persona y libertad al cometer actos ilícitos con la única finalidad de obtener un cigarro.
Esto no quiere decir que, al dejar el tabaco todo vuelva a la normalidad, se ha encontrado que la supresión del tabaco genera molestias en el fumador, como son: inquietud, resequedad en la boca, irritabilidad; nada fuera de lo común o que no sea dentro de un rango controlable, son condiciones que no le impiden desarrollar las actividades normales de la vida diaria, y que se pueden superar con soluciones sencillas. Lo primero es estar alerta y tenerlas presentes; los remedios son siempre viables y pueden incluir situaciones o condiciones como tomar agua, dar un pequeño paseo, sentarse y practicar la relajación, hacer ejercicios de respiración, hablar con un amigo que le brinde apoyo y muchas más, nada complicado.
No se deje intimidar y no tema, dejar de fumar es fácil, muchos lo han logrado y ahora viven en libertad.